jueves, 18 de noviembre de 2010

VENGANZA

No podía entender porqué mi padre le pegaba a mi madre cada vez que se emborrachaba. Seguía sin llegar a comprender que  mi hermano con solo 15 años de edad estuviera enganchado al cannabis y tuviera que robar para conseguir su dosis diaria.
Aunque ami tampoco me iba muy bien, ya que en el colegio todos se reían de mi porque era pobre y siempre llevaba la ropa sucia y a aveces rota. Nadie se quería poner cerca de mi porque casi todos los meses nos cortaban el agua por las facturas no pagadas y no podía ducharme.
Mi padre no hacia nada al respecto con estos problemas, porque se pasa todo el día en su sillón bebiendo hasta quedarse dormido. Y yo no pensaba seguir así toda mi vida, así que tendría que hacer algo al respecto. Simplemente me escape de mi casa, para  huir por siempre de la droga y la violencia que estaban cerca de mí constantemente cada día. Era una locura, pero era un simple niño de ocho años. No sabia a donde ir, así que me dirigí a un descampado para pasar el día allí. No me lleve nada excepto una foto de mi familia en la que aparecía una familia feliz que no lograba reconocer.
Esa misma noche desde lejos vi unos brillantes que se se ocultaban tras la oscuridad de la noche. Yo estaba asustado, pero pronto pude distinguir la silueta de un perro, y me tranquilicé un poco. Empecé a silbar para atraer al perro.
Era un chucho, y parecía estar tranquilo. Se acerco a mi asustadizo, alcé la mano para acariciarlo y lo acepto. Le levante el labio superior para verle los colmillos, los tenía pequeños y deducí que podría tener unos siete meses  aproximadamente. Siempre me Habían fascinado los animales.
Tenía dos grandes orejas hacía arriba y una mancha blanca que le pasaba por mitad de los dos ojos llegando hasta el hocico. El rabo era muy fino, todo marrón excepto la punta, que era blanca. Con el tiempo se convirtió en mi único y mejor amigo y le llame Júnior. Junto a Júnior pasé las frías noches de invierno en las que solo podría cubrirme con unos simples periódicos mojados.
Solo podía comprar la comida que ganaba con las limosnas de la gente, y compartía la comida con Júnior.
A los once años empecé a pensar que tendría que ganar mas dinero, así que, empecé a buscar un empleo con el que pudiera ganar algo de dinero, pero en todas las tiendas que entraba me rechazaban porque era muy joven. Excepto en la tienda de animales de un hombre mayor llamado Jerry. Él  me dio un techo sobre el que vivir y dinero por alludarle en su tienda. Pasaba las noches en un almacén lleno de accesorios para animales, no era gran cosa pero también le daba la comida a Junior. Con el tiempo me hice amigo suyo.
A los 16 años pensé en dirigirme a mi casa para plantarle cara a mi padre de una vez por todas. Ya no le tenía miedo. Deje a Junior en la tienda y me dirigí a mi casa. Cuando llegue, la puerta estaba encajada, busque a mi madre pero no estaba  y mi hermano tampoco.Y como no mi padre estaba en su sillón, borracho como de costumbre.
-Hola Rayan..- dije seriamente.
Mi padre sorprendido dijo- Damián, ¿donde as estado todos estos años?, ¿ porque me llamas Rayan?-
- Para mí ya no eres mi padre, ¿dónde están mi madre y mi hermano?- conteste
yo.
Mi padre no respondió.
Al salir de mi casa sentí algo por detrás  y mire a tras pero solo vi algo que me golpeó en la cabeza. Me quede sin conocimiento.
 Cuando lo recupere estaba atado de manos y pies en el cobertizo que había detrás de mi casa, apenas podía ver, pero pude distinguir la silueta de mi padre. Empezó a arrojarme un liquido por todo el cuerpo, y por el olor sabía que era gasolina, después arrojó una cerilla.
Lo único que recuerdo de aquello era la cara de mi padre llena de una enorme satisfacción

3 comentarios:

  1. mare mia k peaso d istoriaaa t las kuurraao

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  2. ¡¡Vaya historia!!Es muy interesante, cuenta cosas que pueden pasar por desgracia. El final es muy inquietante ¿no?Ah! Se nota que te gustan los animales en lo bien que lo describes.Me quedo esperando el próximo relato. Carmen.

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  3. esta que muy bien, la historia es bastante larga jeje

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